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jueves, 16 de agosto de 2012

LA FRUTA DEL CIELO

Había una vez una mujer que había oído hablar de la Fruta del Cielo y la
codiciaba. Entonces le preguntó a cierto derviche, a quien llamaremos
Sabar:
“¿Cómo puedo encontrar esta fruta, para conseguir el conocimiento de
forma inmediata?”
“Harías mejor en estudiar conmigo”, dijo el derviche. “Si no lo haces,
tendrás que viajar con determinación y sin descanso por todo el mundo.”
La mujer lo abandonó y buscó a otro derviche, Arif el Sabio; y después
encontró a Hakim, el Docto; luego a Majzub, el Loco; más tarde, a Alim, el
Científico, y muchos más...
Pasó treinta años buscando, al cabo de los cuales llegó a un jardín. Allí se
encontraba el Árbol del Cielo, de cuyas ramas pendía la resplandeciente
Fruta del Cielo.
De pie junto al Árbol estaba Sabar, el primer derviche.
“¿Por qué cuando nos encontramos por primera vez no me dijiste que tú
eras el Guardián de la Fruta del Cielo?”, le preguntó.
“Porque en aquel momento no me habrías creído. Además, el Árbol sólo
produce fruta una vez cada treinta años y treinta días.”

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