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jueves, 16 de agosto de 2012

EL DIAGNÓSTICO

Bahaudin Naqshband visitó en cierta ocasión la ciudad de Alucha, cuando
una delegación de ciudadanos, habiendo sabido que estaba recorriendo
un camino cercano fue a presentarle sus respetos y le rogó que pasara
algún tiempo con ellos.
“¿Queréis satisfacer vuestra curiosidad sobre mí, agasajarme y rendirme
honores, o me invitáis para que comparta mis enseñanzas con
vosotros?”, les preguntó.
El cabecilla del grupo, después de consultar con el resto de los
ciudadanos, le respondió:
“Hemos oído hablar mucho de ti, y puede que tú no hayas oído nada
sobre nosotros. Ya que al parecer nos concedes el raro privilegio de
recibir tu enseñanza, aceptamos con sumo gusto esta última razón entre
las posibilidades que has enumerado.”
Bahaudin entró con ellos en la ciudad.
El pueblo entero estaba reunido en la plaza pública. Sus propios maestros
espirituales situaron a Bahaudin en el lugar de honor, y cuando estuvo
sentado, el primero de los filósofos deAlucha se dirigió a él en estos
términos:
“¡Sublime Presencia y Gran Maestro! Todos hemos oído hablar sobre ti,
pues ¿quién no ha oído hablar de ti? Pero como tú no estarás
familiarizado con los pensamientos de personas tan insignificantes como
nosotros, te rogamos que nos permitas mostrarte nuestras ideas, para
que por nuestro bien puedas confirmarlas, corregirlas o refutarlas.”
Bahaudin le interrumpió diciendo:
“Os diré, sí, lo que podéis hacer, pero no hace falta que me digáis nada
sobre vosotros.”
Procedió entonces a describirle a la gente su propia forma de pensar, sus
defectos y la manera concreta de considerar diferentes problemas de la
vida y del hombre.
Después de esto, dijo a los atónitos ciudadanos:
“Ahora, antes de deciros cómo podéis remediar este estado de cosas,
quizá queráis expresar algunos sentimientos reprimidos en vuestros
corazones, para que yo pueda explicarme y seros de utilidad. De esta
forma prestaréis más atención a lo que os voy a decir.”
El mismo interlocutor, después de consultar con los demás, dijo:
“¡Oh, maestro y guía! La causa unánime de nuestro asombro y curiosidad
es cómo puedes saber tanto sobre nosotros, nuestros problemas y
especulaciones. ¿Acertamos al pensar que ese conocimiento sólo puede
existir en presencia de una forma superior de percepción directa, en un
individuo excepcionalmente dotado?”
Como respuesta, Bahaudin pidió un cuenco, una jarra con un poco de
agua, sal y harina. Echó la sal, la harina y el agua en el cuenco. Una vez
hecho esto, dijo al interlocutor principal:
“Por favor, ¿serías tan amable de decirme lo que hay en la vasija?”
El hombre respondió:
“Reverencia, hay una mezcla de harina, agua y sal.”
“¿Cómo sabes la composición de la mezcal?”, preguntó Bahaudin.
“Cuando se conocen los ingredientes”, respondió el hombre, “no existe
duda sobre la naturaleza de la mezcla”.
“Ésa es la respuesta a vuestra pregunta, que seguramente no requiere
más explicaciones de mí parte”, dijo Bahaudin Naqshband.

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