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viernes, 20 de septiembre de 2013

Cuento sufí del siglo XIII

Un cuento sufí del siglo XIII narra que, en una ocasión, un sabio manifestó que "la música es el chirrido de las Puertas del Paraíso". Una persona cerrada de mente contestó: "No me gustan los chirridos de las puertas", a lo que el sabio respondió. "Oigo las puertas cuando se abren, pero tú las oyes cuando se cierran".

miércoles, 11 de septiembre de 2013

“LA SERPIENTE EMPLUMADA”

….”Tenia yo ya el bastón en mi mano derecha. Lo dejé caer para apoyarme en el respaldar de la banca y con la mano izquierda pude tocar la parte dolorida de mi pierna. Cuando estaba inclinado me di cuenta de lo que acababa de decir, y levanté la cabeza para mirar a este hombre, sintiendo que tenía el rostro encendido de vergüenza. Pero él sonreía inmutable, y con la misma expresión cariñosa y amable, dijo como si fuera la cosa más natural del mundo:
-Amén.


Tan violento fue el choque que esto me produjo, que no pude contener la risa y fue necesario que me tapase la boca con la mano para no provocar un escándalo. Acababa yo de decir una barbaridad ante este hombre que, a todas luces, tomaba muy en serio esta función religiosa.


Sin embargo, no sólo no se había mostrado violento ni molesto, sino que incluso había disipado mi vergüenza y mi culpabilidad de un modo tal que yo había caído en la más franca hilaridad.


Porque así como soy violento, tengo la risa fácil. Lo uno va con lo otro.


Hice un esfuerzo y me repuse hasta donde pude. Tomé el bastón y comencé a salir con mi acostumbrada torpeza. Este hombre ni siquiera hizo un ademán para ayudarme, y por ello me sentí agradecido. Su "amén" ya era una concesión notable a mi debilidad.


Cuando estuvimos afuera, sin embargo, me consideré obligado a darle una explicación, de modo que lo detuve y le dije:


-Señor, le ruego perdonarme. Créame que ha sido una exclamación involuntaria. El dolor fué muy agudo.


-Comprendo,-me dijo él. Esos dolores son verdaderamente agudos. Dadas las circunstancias, su exclamación es natural. No tiene porqué disculparse ante mí.


Confieso que pasó mucho tiempo antes de que entendiese su frase. Aun ahora me parece inexplicable. Pero en ese momento ni pensé en ello ya que estaba preocupado en formular mis disculpas y corresponder con decoro a las deferencias que él había tenido conmigo, de modo que le dije:


-Me doy cuenta de que mi exclamación debe haberle herido en su devoción. Ha sido Ud. demasiado deferente conmigo y no quisiera producirle un desagrado. Al fin y cabo, mi devoción no es igual a la suya; yo no vengo al templo a adorar ni a pedir perdón por mis pecados porque sé que no tienen perdón y que, además, no lo merezco. Vengo a pedir ayuda para menesteres muy poco espirituales. Como podrá Ud. ver, sumo un pecado a otro, y todo por un dolor en la pierna.


Fué en esta oportunidad en que me endilgó su primera paradoja. Hablando muy intencionada y pausadamente, dijo:


-Lo mismo que el bien y la virtud, el pecado y el mal sólo pueden darse en la vigilia. Quien duerme, duerme; para el dormido no hay pecado, como no hay bien ni hay virtud. Hay solamente sueño.


Lo miré expresando cierta sospecha de hallarme frente a un loco, pero su mirada era tan limpia, estaba tan fija en mis ojos, sin por ello ser impertinente, que vacilé antes de completar mi juicio. No dije nada. Él continuó:


-En realidad, nadie peca deliberadamente; nadie puede hacer el mal deliberadamente. En el sueño las cosas son como son y de la única manera en que pueden ser. Cuando se está dormido, no se tiene control ni dominio sobre lo que ocurre en los sueños.


-Confieso que no puedo entenderle,- dije.


-Es solamente natural que así sea. Olvide este incidente que no tiene mayor importancia.


-Pero mucho me temo que le haya herido a Ud. con esa expresión totalmente involuntaria.


-No, no me ha herido Ud. en forma alguna. Se ha herido a sí mismo. La inmensa mayoría de los hombres se hieren a sí mismos en esa forma, justamente porque casi todo cuanto piensan, sienten y hacen es involuntario.


-Me agradaría poder comprenderle. Lo que me dice es muy confuso y lamento que mis preocupaciones no me permitan reflexionar sobre el sentido de sus palabras.


-Aún en el sueño el hombre tiene cierto poder de elección, muy limitado por cierto; pero lo tiene. De todos modos, cuando lo ejercita, este poder aumenta. Si su interés en comprender es sincero y profundo no le será difícil darse cuenta de que el hombre dormido puede elegir entre despertar y seguir durmiendo.


No estaba yo interesado en acertijos de esta especie. Sin embargo, me atrajo la manera de hablar de este hombre. Pero tenía prisa en llegar a mi oficina para ver si se había cumplido o no mi último pronóstico. Además, la crisis general en Europa nos traía a todos muy atareados, de modo que mi ánimo no estaba predispuesto a meditar en las cosas que acababa de oír. Para no pecar de grosero, le dije:


-Seguramente lo que Ud. dice es muy cierto. Al menos, en mi caso así lo es. Me siento aliviado de no haberle ofendido en sus sentimientos religiosos. Trataré de ser más cuidadoso en el futuro. Ahora le ruego me disculpe, pues debo ir a mi trabajo.


Estaba a punto de decirle el acostumbrado "hasta luego", cuando él me interrumpió:


-No tengo rumbo fijo, de modo que si me lo permite le acompañaré.


Yo siempre había evitado la compañía de amigos y conocidos, sabiendo que mi cojera les producía impaciencia en vista de que yo debía poco menos que arrastrar la pierna herida. Y estaba a punto de decirle que no, que tenía mucha prisa, cuando advertí lo incongruente de mi disculpa. No podía, en forma alguna, hablar yo de andar aprisa. No sabiendo que hacer, sólo atiné a decirle:


-Con el mayor gusto.


Pero interiormente hervía de rabia. Este hombre se imponía sobre mi voluntad de una manera tan suave, y a la vez tan resuelta, que no pude ocultar mi irritación y comencé a moverme en silencio. Cada uno de sus gestos fué, sin embargo, considerado. Mientras yo bajaba dificultosamente los escalones del templo hacia la vereda, él me dijo que se adelantaría a comprar cigarrillos.


Cuando nuevamente estuvimos juntos, jugó con el paquete y al llegar a la esquina no tuvo aquel piadoso gesto, que tanto me irritaba en los demás, de ayudarme a cruzar hacia la vereda opuesta. Caminó a mi lado muy naturalmente, como si mi andar fuese el de un hombre normal. No obstante, me parece que él captó mi irritación interior, pues me dijo:


-Los dolores como el que Ud. sufre son lo que Ud. expresó en la iglesia. Y me agradaría que lo arrojase fuera de sí.


Esto únicamente aumentó mi irritación. Estuve a punto de decirle que la compasión me era enfermante y que, de todos modos, a él mal podía en verdad importarle si yo estaba o no sufriendo un dolor. Pero algo me contuvo, y guardé silencio. Caminábamos a mi paso, muy lentamente.


Durante un trecho ambos guardamos silencio. Comencé a recordar que a mi vez, en más de una oportunidad, yo también había deseado vivamente la desaparición de los dolores que sufrían otros heridos más graves, especialmente en los hospitales de sangre. De modo que pensé que quizás este hombre no era un hipócrita al decirme lo que sentía con respecto a lo mío. Comencé a sentirme más tranquilo y a la vez cobré más confianza hacia él. Me ofreció un cigarrillo y al observar mi ademán de buscar fósforos en el bolsillo, con el bastón colgado al brazo, me dejó hacer. Sentí simpatía por él, y decidí confiarle mi bochornoso secreto:


-Espero no ofenderlo con lo que le voy a decir, pero la realidad es que acudo a la iglesia a ver si ayudándome con las oraciones obtengo un poco más de entendimiento con que desempeñarme mejor en mi empleo. Espero así ganarme un aumento de sueldo. Lo necesito y trabajo horas extras para poder costear la operación de mi pierna y quedar sano. Pero no piense Ud. que yo espero que me ocurra un milagro; pido, además, otras cosas que quizás sean demasiado mezquinas.


-Comprendo, me dijo.


-Espero poder juntar la suma necesaria dentro de poco. Cuando pueda caminar bien podré trabajar mejor y hacerme de una carrera y de un nombre.


-Por lo visto tiene Ud. un propósito bastante preciso.


-Bueno; sin un propósito preciso es muy poco lo que uno puede hacer, le dije.


-Es una gran cosa tener un propósito preciso, saber lo que se quiere. Es mucho más importante de lo que los más imaginan. Pero son muy contados los hombres que realmente saben lo que quieren en la vida; algunos creen saberlo, pero se equivocan. Confunden los fines con los medios que usan, y a veces sucede que los medios son su verdadera finalidad. Pero como los ven como medios, porque no pueden ver más ni mejor, utilizan grandes y sublimes medios para fines bastantes mezquinos. Así es como se prostituye el conocimiento.


Este comentario me produjo un malestar interior y contesté:


-¿Se refiere Ud. a mi caso, al hecho de que no acudo a la iglesia con fines espirituales?


- No,- me dijo él-. Hablo en términos generales. No creo que Ud. me haya autorizado para tratar directamente las cosas íntimas suyas. Por lo demás, cuando quiero decir una cosa la digo directamente y sin rodeos.


- Quizás le llame a Ud. la atención mi actitud en la iglesia. Pero es el caso que no sé rezar, tampoco sé adorar. Sólo sé pedir, y pido a mi manera. La religión dejó de interesarme por muchas razones.


-Pero, por lo visto, Ud. no ha perdido la fe y eso es lo único que verdaderamente importa.


Tanto más en su caso particular. Hay mucho que decir sobre la fe. Es algo que debe crecer en el hombre. Y en cuanto a saber rezar, es más sencillo de lo que Ud. supone. En nuestros tiempos se ha complicado mucho el sentido de la oración. Yo opino que cuando se sabe lo que se quiere y se lucha por alcanzarlo, aún cuando no se lo formule en palabras, se está en permanente oración.


Alguna vez leí en alguna parte que todo querer profundo es una oración y que jamás queda sin respuesta; el hombre siempre recibe aquello que pide. Pero como por lo general el hombre no sabe lo que su corazón realmente quiere, tampoco sabe pedir lo que mejor le conviene.


De ahí que estime que el Padre Nuestro, por ejemplo, es una oración accesible tan sólo a un corazón sediento de verdad y hambriento de bien. Todo verdadero milagro estriba en eso, pero el hombre moderno ya no lo ve en esta forma, y también ha perdido el verdadero sentido de lo milagroso. Lo busca fuera de sí mismo, en lo fenomenal. El hombre moderno ha olvidado muchas cosas sencillas y este olvido es la verdad subyacente en el concepto del pecado original.


- Yo no creo en los milagros, repuse.


- Es posible que tal sea su formulación. Pero permítame que ponga en duda sus palabras.


- ¿Cómo no voy a saber lo que yo mismo creo?


- Los hechos lo revelan. Es muy sencillo, si los observa bien. Si Ud. no creyese en lo milagroso no acudiría a la iglesia.


Y sin darme una oportunidad para responder, se despidió diciendo:


- He disfrutado mucho de su compañía. Se lo agradezco. Quizás podamos volver a estos temas si Ud. tiene interés en ellos. ¿Irá Ud. mañana a la iglesia?


- Con seguridad, le dije. Si estoy vivo.


- Y si Dios lo permite, agregó él muy seriamente”...........
 

sábado, 7 de septiembre de 2013

El loco enamorado Majnún


EL DIARIO DEL LOCO



DÍA 1:

El camino no es sencillo, porque nada en el universo lo es, pero indefectiblemente pasa por la libertad, pasa por el amor, pasa por la belleza.

DÍA 2:

- Amigos, yo ya he llegado a puerto, ¿qué donde está Layla? Layla está siempre conmigo y vosotros no la véis. Layla está en mi, en el palanquín de diamantes de mi pecho, vestida de novia con la seda púrpura de mi corazón, y todo mi ser es su reino,

¡Y mi alma es su trono!

DÍA 3:

"El infierno soy yo".

DÍA 4:

EXISTEN 3 ESTADOS:

Dos comunes:

-"muerto".

-"no muerto".

Y uno extraordinario:

- "vivo".

DÍA 5:

Si vamos directamente,
quizás encontraremos el camino de salida directamente.
Pero los no muertos nunca van por derecho.
No les gusta andar así: prefieran
evitar el camino recto, y buscar siempre
las sendas tortuosas.
Crean y se crean
su propio laberinto.
Dan vueltas y se pierden.
Se convierten en lo que han elegido.
Viven siempre en su casa:
en la megalópolis del infierno.

DÍA 6:

Partí una tarde en que el sol
descendía lentamente.
Abandoné la ciudad, y fui a buscar la llanura.
Fuera de los muros, me detuve un instante,
detrás de mí quedó la ciudad, cuyas puertas se cierran por la noche.
Delante, el infinito, donde las puertas de la noche se abren hasta el alba.

DÍA 7:

Contemplando el extraño espectáculo,
de repente vi la vida de los habitantes de la ciudad
y su secreto enterrado;
¿para qué construyen ciudades?
¿para qué las rodean con poderosas murallas?
¿para qué se encierran en casas,
llenos de odio los unos hacia los otros?
¿Creen que lo hacen para sentirse protegidos, acorazados, felices?
¿De verdad que no desean huir?
¿Huir de esta llanura ardiente, de estas montañas negras, OLVIDAR:
OLVIDAR LA CAVERNA....

DÍA 8:

La gente de las ciudades no tienen miedo más que del alejamiento,
miedo de alejarse de los muros,
miedo de regresar demasiado tarde y encontrar cerradas las puertas de la ciudad.
Así que nunca se quedan demasiado tiempo fuera.
Nunca van demasiado lejos.

DÍA 9:

-"No te puedes comer todo tu miedo!!!!

DÍA 10:

Tiene miedo, los habitantes de las ciudades, y tratan de conjurarlo, de exorcizarlo
por medio de la risa, pero los niños oyen estos relatos,
los niños no se rien: escuchan con toda la atención de sus grandes ojos graves,
no porque tengan miedo,
sino porque sienten el lenguaje de los habitantes de la noche y descifran su mensaje.

Sin embargo, esos mismos niños, convertidos en adultos,
olvidarán el lenguaje de la noche, y se reirán de las leyendas,
y se someterán a las costumbre del miedo.

DÍA 11:

Hoy, siento tanto dolor,
tanto sufrimiento, que solo puedo...
.....estar alegre.
Solo puedo......caminar hacia delante,
algo que parece sencillo
......pero no es así.

DÍA 12:

"y YO, VIAJERO DE MEDIANOCHE, YO IGNORANTE, INCONSCIENTE DE LOS PELIGROS, ABANDONÉ LA CIUDAD a la hora del crepúsculo y atravesé de noche la desértica llanura. Al alba, había alcanzado el lecho del torrente seco. ANTE MI: LA BOCA DE LA CAVERNA....."

DÍA 13:


¿Qué es el amor?- preguntó un estudiante.
-La ausencia total de miedo- respondió el maestro.-
¿Y a qué tenemos miedo?
-Al amor.
DÍA 14:

Recuerdo la ciudad antes del conquistador.
Antes, en aquel tiempo, no se habían inventado las jaulas.
En aquel tiempo, la ciudad no tenía puertas.
En aquel tiempo, no se construían murallas, no se excavaban fosos.

DÍA 15:

UN DÍA, UN DÍA COMO LOS DEMÁS......
Un día en que los pájaros cantaban en los jardines en flor, en que los niños reían en el río, en que los enamorados retozaban en los bosques.
De repente, pesadas y amenazantes nubes ensombrecieron el horizonte, y un viento glacial se levantó transportando una angustia despiadada, una amargura desconocida que envolvió y golpeó la ciudad.
El caballero negro hablo:
- ¡Buenas gentes, estúpidas e inútiles chusma! ¿Os estáis preguntando quién soy?
Sabed que me llamo EGO, soy el guerrero invencible. Soy el jefe ilimitado. A partir de ahora la ciudad me pertenece. Desde este momento todos estáis a mis órdenes. Los sumisos, los prudentes, los cobardes se beneficiarán de mi protección, de mi poder, de mi clemencia y encontrarán mi recompensa. A los inconformistas, los aguafiestas y los rebeldes se les cortará la cabeza, y así, con justicia, encontrarán su castigo y su consuelo.

DÍA 16:

El orden lo trastornó todo.

Aprendieron a realizar una actividad nueva a la que llamaron trabajo. Hasta entonces, se emprendía una acción por el mero deseo, se la continuaba porque resultaba agradable, y se culminaba por placer. Se saboreaba tanto la alegría como el descanso, y el desarrollo de la obra excitaba tanto como la culminación.

El trabajo, por el contrario, se revelaba de entrada marcado por el sello del esfuerzo, de los aborrecible, de lo penoso; emprendido sin entusiasmo, se llevaba a cabo con sufrimiento y se terminaba por hastío.

ASÍ APARECIÓ EL YUGO.

Así, la prisión de la que la humanidad sometida no ha podido liberarse jamás.


DÍA 17:

Bajo la férula del jefe ilimitado, hubo que construir murallas y altas torres, cavar fosos, hacer de la ciudad una fortaleza, edificar en su interior un monstruoso palacio de mármol.

Los niños ya no jugaban, Ya no tenían permiso para reirse. Dejaron de ser videntes. Ni los amantes se paseaban por los bosques y los jardines. Siempre estaba prohibido......prohibido divertirse, bromear, sonreir, besarse entre los juncos. Prohibido todo lo que no gustaba al Gran conquistador. Y lo que desagradaba por encima de todo al conquistador del mundo, al jefe ilimitado, eran las risas y los juegos, los gritos alegres y libres de los niños, los cantos de los pájaros, los besos de los amantes.



Más en: http://eldiariodellocoenamorado.blogspot.com.es/
 
 

Un puente y su utilidad


Parecerá poco probable, pero no es una exageración decir que la gente ignora, e incluso desprecia, los materiales que podrían ser su única esperanza de escapar del pensamiento circular.
He aprendido más de la gente, de las cosas y de las ideas que muchos consideran irrelevantes, superficiales o aún inútiles, que de materiales mucho mas divulgados y burdamente destacados.
La gente que no puede o que no quiere aproximarse a estas fuentes de conocimiento, puede aceptarlas si se las expone de una manera que estén preparadas para aceptar. Esto indica las serias limitaciones de aprendizaje impuestas por la negativa de muchas personas a observar algo que les parece inservible, juzgado desde su exterior.
Pero ésta es sólo la primera parte de un proceso. Puedes “popularizar” o hacer admisible algo, pero en algún momento debes dirigir la atención hacia la cosa original.
Si debemos actuar como un puente, debemos cumplir la función de un puente, que es conducir algo de un lado al otro lado.

Las dimensiones de un pie

Recuerdo el caso de una persona que fue capaz de comprender esto, y por tanto se volvió sensible a la existencia y operación de una escuela Sufi que era imperceptible para otros, simplemente dirigiendo esta declaración de Rumi, en su Fihi ma Fihi:
“Soy un zapatero con mucho cuero, pero lo cortaré y coseré de acuerdo con las dimensiones del pie”.

Idries Shah
 
 

LA CONFUSIÓN


Pregunta: ¿Qué puedo hacer con mi confusión e inutilidad?

Respuesta: Las personas que piden ser libradas de su confusión deberían primero tomar nota de estos tres puntos:

1. Deberían estar satisfechos de que yo, o algún otro, nos hayamos ofrecido para eliminar la confusión y estados similares. Los Sufis no lo hacen. Tienen, por lo tanto, que seguir la pista del ofrecimiento – si lo hay – para eliminar la confusión y aplicarlo a quienquiera que haya hecho la oferta. Si la “oferta” surgió de hecho en la mente del aspirante, éste debería reconocerlo.

2. Debería advertir que la confusión y estados similares pueden con frecuencia ser una protección. La niebla puede no gustarnos pero, si nos esta protegiendo de un tigre devorador de hombres, es mejor tenerla. Hay demasiados casos en los que la gente debería dar gracias a sus confusiones, que son escudos, en lugar de tratar de eliminarlas antes de ser capaces de enfrentarse con lo que hay detrás.

3. Muchísima gente, y esto es por supuesto bien reconocido hoy, crea y mantiene su propia confusión, aun cuando imagina que intenta escapar de ella.
La confusión proviene de no prestar atención a lo que debería ser atendido en primer termino. El problema del confuso, por ende, es que debería ser consiente de esto, usando primero su sentido común para observarse a sí mismo y pensando menos en la confusión. Recuerda el proverbio: “Una señal es suficiente para el vigilante, pero miles de consejos no son suficientes para un negligente”.
Como un síntoma de inutilidad, hay límites a esto como lo hay a su opuesto. Saadi destinó este poema – que os traduzco del persa – a hacer ver que el problema es un problema de perspectiva:

Una gota que caía de una nube tormentosa
se sintió turbada por la extensión del mar:
“¿Quién soy yo ante la vastedad del océano?
¡Si así es El, yo no soy nada!
Mientras se veía a sí misma con el ojo del desencanto
una concha la cobijó en su seno.
Tanto nutren los cielos las cosas
que la gota se trasformó en una célebre perla real:
nacida de lo alto para caer en lo bajo
golpeó la puerta de la nada:
hasta que el ser advino.

La convención poética persa afirma que una perla es una gota de lluvia trasformada.
Tu confusión se debe a que no obtienes lo que quieres; y tu sensación de inutilidad es algo que sientes que tienes y no quieres. Uno de los Sufis ha señalado, con respecto a este mismo problema doble:
“Debes esforzarte en ser paciente tanto con lo que quieres como con lo que no quieres: pues ambos te pondrán a prueba. Ejercita los dos tipos de paciencia y merece el nombre de ser humano”.

Idries Shah
 
 

DEFINICIONES DE AMOR




http://elsecretodeserpositivo.blogspot.com.es/


Según niños de 4 a 8 años

( tomado de la web)


De una encuesta hecha por profesionales de Educación y Psicología, con un grupo de niños de 4 a 8 años

Respuestas:

“Amor es cuando alguien te incomoda, y tú, aunque estás muy enojado, no gritas, porque sabes que hieres sus sentimientos” Mateos, 6 años

“Cuando mi abuela se enfermó de artritis, ella no se podía agachar para pintarse las uñas de los pies, mi abuelo, desde entonces, pinta las uñas de ella aunque él también tiene artritis” Rebeca, 8 años

“Amor es cuando una niña se coloca perfume y el niño se coloca loción para después de afeitarse, ellos salen juntos y se huelen” Carlitos, 5 años

“Yo se que mi hermana mayor me ama, porque ella me dio todas sus ropas viejas y tuvo que salir a comprar ropas nuevas” Lorena, 4 años

“Amor es como una viejita y un viejito que son muy amigos todavía, aunque se conocen hace mucho tiempo” Tomasito, 6 años

“Cuando alguien te ama, la forma de decir tu nombre es diferente” Patricio, 4 años

“Amor es cuando tú sales a comer y ofreces tus papas fritas, sin esperar que la otra persona te ofrezca las papas fritas de ella” Cristinita, 6 años

“Amor es lo que sentimos en la navidad, cuando tú paras de abrir los regalos y los escuchas” Robertito, 5 años.

“Si tú quieres aprender a amar mejor, debes comenzar con un amigo que a ti no te guste” Maggie, 6 años.

“Cuando tú hablas con alguien de ti, sobre alguna cosa mala, aunque sientas miedo de que esta persona no te ame más por este motivo, ahí tú te sorprendes, ya que no solamente te continua amando, como ahora si no que te ama todavía más” Quenita, 7 años

“Amor es cuando la mamá ve al papá hediondo y de mal olor y dice que es más bonito que Robert Redford” Cristina, 8 años

“Durante mi presentación de piano, yo ví a mi papá en la platea levantando su mano y sonriendo, era la única persona haciendo esto, y yo no sentía miedo” Marcela, 8 años

“Amor es cuando tú le dices a un chico que él está vistiendo una camisa linda y él se la pone todos los días” Noelia, 7 años

“No deberíamos decir te amo sino cuando realmente lo sentimos, y si lo sentimos, deberíamos decirlo muchas veces. Las personas se olvidan de decirlo” Jessica, 8 años

“Amor es abrazarse y besarse, amor es decir no” Paty, 8 años

“Cuando tú amas a alguien, sus ojos suben y bajan y pequeñas estrellitas salen de ti” Karina, 7 años

“Dios debería haber dicho algunas palabras mágicas para que los clavos se cayeran de la cruz, más él no lo hizo. Esto es amor” Max, 5 años

“Amor es cuando tu perro te lame la cara, aunque tú lo dejas solo el día entero”. Anita, 4 años
 
 

LA VIDA ES........

 
 

El éxito no es la base de la felicidad, LA FELICIDAD es la base del éxito.